¡Hola Misinsajos! Vuelve la novela negra al blog y mediante una autora nacional ¡Empezamos!
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Empecé esta lectura sin leer la sinopsis ni nada ¡A lo loco! Lo único que sabía es que a booktubers que sigo y con las que comparto gustos literarios les había gustado, así que pensé, ¿Por qué no me puede gustar a mí? Pues ¡Bingo! Me encantó haber leído este libro ya que no es la típica novela negra, sino que tiene algo especial y ese algo es que la vida de los investigadores forma parte tanto de la trama o más que la propia línea de investigación policial. Como protagonistas tenemos a dos policías, Natalia Herreros y Álex Brul. Inicialmente, él era su jefe y trabajaban juntos en Bilbao, uno de los principales escenarios de la novela, pero no el único. Cuando Natalia recibe un mechón de cabello rubio en su buzón y lo comparte con el inspector, este enseguida lo reconoce, era el mechón de Alicia, una antigua novia que tuvo en torno a los 20 años y que había sido asesinada, pero su cuerpo completo no había aparecido nunca y se había convertido en otro caso más sin resolver. Pues bien, este suceso supone la reapertura del caso y la policía que estará liderando la investigación desde Madrid será Natalia.
A partir de ahí, la novela coge un ritmo frenético prácticamente desde el comienzo. Natalia empezará a indagar y se encontrará con hechos que no le gustarán nada. Álex, como ex pareja de Alicia, había sido uno de los principales sospechosos de su asesinato. Natalia es consciente de que tiene que investigarlo y ahí es donde las emociones empiezan a embarullarse de una manera realmente atrapante para el lector. Ella es consciente de que ha de mostrarse lo más objetiva posible si quiere resolver el caso, pero al mismo tiempo cada vez la atracción hacia el inspector, la cual es mutua, va creciendo, por lo que esa objetividad queda en tela de juicio. Conforme avanza la trama, se vuelve más compleja y tendremos a otras piezas importantes en este ajedrez: Néstor y Andrés Brul (hermano y padre de Álex, respectivamente), Rocío, Tomás, Nico, Salas, etc. Es por eso que tienes que leer atentamente si no te quieres perder porque la forma que tiene la autora de hilar todo lo que ocurre es maravillosa.
Si me gustó tanto la novela es debido a dos aspectos, principalmente. En primer lugar, me cautivó la forma que tiene Greta Alonso de profundizar en la psique de los personajes, tanto es así, que parece que sean personas reales. Por otra parte, la trama se desarrolla en diferentes ubicaciones, mayoritariamente, Bilbao, Cantabria (zona de Santoña y Potes) y Madrid. Se trata de tres lugares que conozco relativamente bien, sobre todo Cantabria, ya que es donde resido actualmente. Estuve varias veces en Santoña y conozco el faro del Caballo, así como Potes, lugares de especial importancia en la novela. Ya os comenté en otras ocasiones que disfruto mucho leyendo novelas ambientadas en lugares que conozco, no os puedo explicar por qué, pero para mí tienen una magia diferente.
Y ya por último, sin desvelar mucho del final, el cual me resultó bastante sorprendente y macabro, he de hacer mención a que sufrí bastante con él, especialmente por la parte que le toca vivir a Natalia. Es un personaje con el que me encariñé mucho y me pareció injusto todo lo que sufrió, pero c ´est la vie.
En definitiva, esta lectura fue todo un acierto. La comencé sin muchas expectativas ya que no tenía ni idea de su argumento, pero enseguida me atrapó. Me gustó cómo la autora entremezcla la trama policial con la trama personal de los inspectores, dándoles el mismo peso. Os la recomiendo.