¡Hola Misinsajos! Hoy os traigo la reseña de un libro que leí por puro impulso. Decían de él que era un libro duro, cruel, fuerte. No me pude resistir ¡Empezamos!
Sin duda este fue uno de los libros más perturbadores que leí en mi vida. No tenía ni idea de su existencia, hasta que en el grupo de la LC de En plena noche empezaron a hablar de él comentando que era un libro muy fuerte. Ya os imaginaréis que me picó la curiosidad y me impacienté, quería leerlo YA. Y así lo hice. UF. Si os gustó Misery de SK, este libro os gustará. Es un libro en el que se nos muestra la maldad y la crueldad en el estado más puro. De hecho, más que considerarlo un thriller, se podría considerar un libro de terror porque relata situaciones de lo más escalofriantes. Lo peor es que se basa en una historia real. Por aquí os dejo un enlace en el que se explica el caso real cuya víctima fue Sylvia Likens. Leyendo ese artículo, resulta todavía más impresionante el libro, ya que es muy muy fiel. De hecho, en ese artículo se incluyen fotografías reales, una de ellas es de un tatuaje que le hicieron con agujas ardiendo (escena que se relata en el libro también, pero el mensaje es ligeramente diferente). Como veis, da miedo pensar que todo lo que sucede en el libro lo pasó un pobre adolescente.
En La chica de al lado tenemos como protas a Meg y Susan, dos chicas cuyos padres fallecen en un accidente y se van a vivir con su tía, Ruth y sus hijos pequeños. Desde el principio ya vemos que hay algo raro en Ruth, te das cuenta de que no es normal la forma en la que trata a Meg, pero esa escala de violencia va en aumento a lo largo de todo el libro. Y ya no es solo eso, sino que lo peor de todo es que habían muchos cómplices de esa violencia. Nadie daba la voz de alarma, todos observaban o, en su defecto, participaban. En más de una ocasión tuve que detener la lectura porque me resultaba demasiado impactante lo que estaba leyendo. No es un libro que se pueda recomendar a la ligera.
Ya no solo eran los maltratos de los que estaba siendo víctima Meg, sino que me impactaba mucho ver cómo el narrador, vecino y amigo de los maltratadores, se limitaba a observar. Era un chaval de unos once/doce años, pero se daba cuenta de que lo que estaba ocurriendo no era correcto. En más de una ocasión trató de hablar con sus padres, pero nunca les llegó a contar realmente todo lo que tenía lugar en el sótano de la casa de sus vecinos. Si él hubiese confesado lo que allí ocurría, Meg estaría viva. Pero claro, cuando él se sintió sobrepasado y pensó en hablar con su familia, ya era tarde. Meg había pasado por mucho y él había sido cómplice. Tenía miedo a la reacción de sus padres y a las consecuencias legales que podría tener el haber sido testigo de brutalidades y no haber hecho nada hasta tan tarde. Era un situación muy complicada y el autor supo transmitirla a la perfección.
Durante el libro se da a entender que Ruth tenía problemas mentales, sin embargo, no se llega a especificar en ningún momento qué tipo de desorden. Desconozco si la perpetradora del caso real tenía algún tipo de trastorno mental, pero lo que sí investigué es que fue condenada durante mucho tiempo. Ruth era una mujer cruel, mala, que la emprendió con Meg. Odiaba profundamente lo que su sobrina le transmitía: juventud, feminidad, belleza. Todo ello la enfermaba, era tremendamente machista. Sin embargo, las peores torturas no las llevó a cabo ella sola, cada vez había más y más partícipes, amigos de sus hijos. Adolescentes crueles y sin remordimientos que al ver que la figura adulta no hacía nada y les permitía todo, jugaron con los límites hasta el extremo.
En definitiva, es un libro duro. De esos que te impactan y que se quedan dentro de ti. Me estremecía pensando que lo que estaba leyendo había sido real. Una adolescente había pasado por todo ello hace más de 50 años. De verdad que es un libro que hay que leer sabiendo que te vas a encontrar con escenas muy muy desagradables. Os vais a encontrar con la faceta más cruel, despiadada y falta de remordimientos de la especie humana. Si os gusta el true crime, por supuesto, os lo recomiendo, al igual que si os gustó el libro Misery de Stephen King. Creo que ambos tienen ese componente de maldad, aunque os diré que el de Misery es infinitamente menos heavy que el de La chica de al lado.